jueves, 30 de septiembre de 2010

Critica de cine sobre Lope de vega

Lope de vega:



Lo mejor: La ambientación, tan lograda que en ocasiones da la sensación de estar oliendo las calles de Madrid de la época.
Lo peor: Las sonrisitas de Lope, en plan machito ibérico engreído.

Lope no es una película de aventuras aunque traten de vendérnosla como tal. De hecho, si vas a verla esperando épicas batallas probablemente te decepcione. Tampoco es una película sobre poesía, ni versa sobre amores imposibles y conquistas románticas. Tiene peleas con espada y líos de faldas, pero también tiene poesía y teatro. Sin pertenecer enteramente a ninguno de estos géneros fílmicos, Lope toma prestados elementos de ambos para ofrecernos una magnífica visión del Siglo de Oro.

La película narra varios años de la vida del prolífico poeta Lope de Vega. Comienza con el regreso de nuestro protagonista de la guerra a su Madrid natal, donde se instala y empieza a buscarse la vida como dramaturgo. Trabajando en un corral de comedias, conoce a Elena Osorio (encarnada por Pilar López de Ayala), hija del dueño. Como cabe esperar, mantiene con ella un furtivo romance mientras, de forma paralela, se ve ocasionalmente con Isabel de Urbina (Leonor Watling). Entre sus encuentros amorosos, los poemas y comedias que crea y los encontronazos con la justicia transcurren las dos horas de metraje


La impecable interpretación de los actores es lo que hace de Lope una película a tener en cuenta. Alberto Ammann, el argentino encargado de dar vida el poeta es simplemente genial. Este recién llegado al cine español recibió el premio a Mejor Actor Revelación en la última gala de los Goya tras sorprendernos con su debut en Celda 211, y con Lope demuestra que ha venido para quedarse. Ammann crea un escritor inquieto, enamoradizo y con un comportamiento siempre rayando la ilegalidad, pero movido por nobles razones. Por su parte, Pilar López de Ayala (Juana la Loca, Las 13 rosas) está magnífica en su papel de amante orgullosa. Su gran capacidad interpretativa, unida a su belleza natural, hace de Elena Osorio un personaje sensible y profundo, y una amante fogosa y romántica. Por último, Leonor Watling (Los crímenes de Oxford) encarna a la tercera protagonista de la película, Isabel de Urbina. Esta se nos presenta como la amante sensata, tierna y humilde de Lope de Vega; en una interpretación que no se queda atrás respecto a las de sus dos compañeros de rodaje.




Pero evidentemente, los actores no lo son todo. Y cuando se trata de una película de época, los decorados cobran gran importancia. En el caso de Lope, la ambientación no decepciona. La decadente pero culturalmente más viva que nunca Madrid de finales del XVII se presenta en la pantalla de forma magistral. Los detalles están cuidados al máximo, de forma que vemos calles sin empedrar y habitantes que luchan por sobrevivir entre puestos de mercado y deudas. Somos testigos, además, del ambiente en las compañías teatrales y en los corrales de comedias, donde la gente traía sus propias banquetas y jaleaba todas las actuaciones. Sorprende la cantidad de pequeños detalles que favorecen la ambientación y contribuyen a crear esa sensación de realidad que todos agradecemos cuando vamos al cine. Ejemplo de esto son las uñas sucias de Lope, o los bajos de la ropa de los personajes, siempre sucios de barro, como cabe esperar de la época.


Pero evidentemente, los actores no lo son todo. Y cuando se trata de una película de época, los decorados cobran gran importancia. En el caso de Lope, la ambientación no decepciona. La decadente pero culturalmente más viva que nunca Madrid de finales del XVII se presenta en la pantalla de forma magistral. Los detalles están cuidados al máximo, de forma que vemos calles sin empedrar y habitantes que luchan por sobrevivir entre puestos de mercado y deudas. Somos testigos, además, del ambiente en las compañías teatrales y en los corrales de comedias, donde la gente traía sus propias banquetas y jaleaba todas las actuaciones. Sorprende la cantidad de pequeños detalles que favorecen la ambientación y contribuyen a crear esa sensación de realidad que todos agradecemos cuando vamos al cine. Ejemplo de esto son las uñas sucias de Lope, o los bajos de la ropa de los personajes, siempre sucios de barro, como cabe esperar de la época.


Tenemos ante nosotros, en resumen, una buena película de época, magistralmente dirigida, interpretada y ambientada. Se centra en la vida como poeta y dramaturgo del gran Lope de Vega, y en sus historias amorosas. No es una película de acción y aventuras, las escasas peleas con espada resultan anecdóticas. Es una película de personajes, con una narración y un ritmo excelentes aderezados con un poco de poesía clásica.

Aunque la promoción de la cinta intentaba compararla con Alatriste, la realidad es que no tiene nada que ver con aquel fracaso de película, afortunadamente. Aquella se centraba en las batallas épicas y dejaba poco espacio a los personajes. Sin embargo, Lope se centra en aspectos más humanos de la historia, Se centra en los juegos de miradas y las pasiones que emanan de sus protagonistas, dejando escenas magníficas en la memoria de los espectadores. Lope dará que hablar. Estará casi seguro presente en la próxima ceremonia de los premios Goya. Y, quién sabe, puede que este año España vuelva a participar en la ceremonia de los Oscar.

Lope de vega


(Félix Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562- id., 1635) Escritor español. Lope de Vega procedía de una familia humilde y su vida fue sumamente agitada y llena de lances amorosos. Estudió en los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller.

Debido a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena Osorio (Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue desterrado de la corte (1588-1595). No fue éste el único proceso en el que se vio envuelto: en 1596, después de ser indultado en 1595 del destierro, fue procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo.

Estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares, una la que conquistó la isla Terceira en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.

Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (Belisa), con la que contrajo matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede citar a Marina de Aragón, Micaela Luján (Camila Lucinda) con la que tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además de las ya citadas anteriormente.


La obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y ambas fueron de una exuberancia casi anormal. Como otros escritores de su tiempo, cultivó todos los géneros literarios.

La primera novela que escribió, La Arcadia (1598), es una obra pastoril en la que incluyó numerosos poemas. En Los pastores de Belén (1612), otra novela pastoril pero «a lo divino», incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre estas dos apareció la novela bizantina El peregrino en su patria (1604), que incluye cuatro autos sacramentales. La Filomena y La Circe contienen cuatro novelas cortas de tipo italianizante, dedicadas a Marta de Nevares. A la tradición de La Celestina, la comedia humanística en lengua vulgar, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores juveniles con Elena Osorio.

Su obra poética usó de todas las formas posibles y le atrajo por igual la lírica popular y la culterana de Góngora, aunque, en general, defendió el «verso claro». Por un lado están los poemas extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico, como, por ejemplo: La Dragontea (1598); La hermosura de Angélica (1602), inspirado en el Orlando de Ariosto; Jerusalén conquistada (1609), basada en Tasso; La Andrómeda (1621); La Circe (1624). De temática religiosa es El Isidro (1599) y también los Soliloquios amorosos (1626). La Gatomaquia (1634) es una parodia épica.

En cuanto a los poemas breves, su lírica usó de todos los metros y géneros. Se encuentra recogida en las Rimas (1602), Rimas sacras (1614), Romancero espiritual (1619), Triunfos divinos con otras rimas sacras (1625), Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634) y la Vega del Parnaso (1637).

Donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). En él expone sus teorías dramáticas que vienen a ser un contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones.

De las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo aconseja respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, donde se comprende el absurdo de su observación; aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La Celestina), de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas, romances, cancioncillas).